El crecimiento embrionario se optimiza con una concentración de dióxido de carbono en el aire del 0,4% pero el crecimiento embrionario baja o disminuye además de que la mortalidad aumenta con concentraciones de dióxido de carbono superiores al 1%. La atmósfera normal contiene un 21% de oxígeno y un 0,04% de dióxido de carbono. El pollito formado es más susceptible a la desviación de oxígeno (en comparación con el pollito aun como embrión en el huevo), lo que implica que la tasa de ventilación y la concentración de dióxido de carbono son más críticas en la fase final de la incubación.